Para amortiguar el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático, un arquitecto chino de exteriores hizo una campaña en China y otros países para crear “ciudades esponja”.
Yu Kongjian habla a lo grande para expresar su visión de ciudades que pueden soportar temperaturas variables, sequía y aguaceros. Los desafíos para poner en práctica esas ideas en un momento de ambicioso desarrollo económico en China son múltiples.
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Yu critica buena parte de la infraestructura moderna de Asia, porque se basa en ideas importadas de Europa que considera inadecuadas para el clima de monzón que tiene buena parte del continente asiático. Él señala a inundaciones recientes que sembraron el caos en muchas ciudades asiáticas, algo que atribuye a su desajuste arquitectónico.
En su lugar, Yu propone emplear recursos naturales o “infraestructura verde” para crear ciudades resilientes al agua. Forma parte de una transformación global entre los profesionales de ingeniería y diseño civil y de paisajes hacia un concepto más acorde al entorno natural.
Al crear grandes espacios que almacenan agua en el centro de las ciudades, como parques y estanques, el agua de las tormentas puede conservarse en el lugar, lo que ayuda a evitar inundaciones. En teoría, la infraestructura de esponja también hace que el agua tenga formas de filtrarse al subsuelo y reforzar los acuíferos para épocas de sequía.
Hace una década hubo un punto de inflexión en la concienciación en China con el cambio climático y la adaptación urbana, explicó Yu. La capital, Beijing, sufrió una devastadora inundación en julio del 2012.
Las mayores precipitaciones en Beijing en 61 años desbordaron el alcantarillado, invadieron pasos subterráneos y provocaron inundaciones repentinas generalizadas en las afueras de la ciudad. Al menos 77 personas murieron.
Yu envió entonces una carta al secretario del partido en Beijing, Guo Jinlong, en la que pedía un cambio en la estrategia gubernamental de infraestructura urbana. Siguió enviando cartas a funcionarios de alto rango, incluido el presidente, Xi Jinping.
En una conferencia de trabajo del gobierno el año siguiente, China incorporó la idea de ciudades esponja como estrategia nacional, “que saque pleno partido a la absorción, almacenamiento y liberación lenta de agua de lluvia por parte de sistemas ecológicos”.
En el 2014, el gobierno central publicó una directiva para reciclar el 70% del agua de escorrentía en el 20% de las zonas urbanas para el 2020 y el 80% para el 2030.
Al año siguiente, se lanzaron 16 proyectos de ciudad esponja y otros 14 en el 2016. Las autoridades también dijeron que asignarían 600 millones de yuanes (83 millones de dólares) al año durante tres años para municipios, 500 millones para capitales de provincia y 400 millones de yuanes a otras ciudades.
La orden y los subsidios provocaron un “boom” de infraestructura de absorción de agua, también en grandes ciudades como Beijing, Shanghái y Shenzhen.
Ciudades de todo el mundo intentan integrar el drenaje sostenible junto a carreteras, proteger las marismas que quedan para que absorban agua y aumentar la captura del agua que cae sobre los tejados.
Experimento en marcha
Hay un parque que sirve de demostración en la esquina noreste de la ciudad china de Nanchang. A mediados de octubre, los ingenieros daban los últimos toques a un pintoresco y frondoso parque de 51 hectáreas (126 acres) diseñado para amortiguar el impacto de sequías e inundaciones.
El parque esponja Cola de Pez, antes un vertedero de cenizas de carbón, se construyó en una zona baja de la ciudad y pretende regular el agua de los vecindarios y distritos de negocios cercanos.
La ceniza, un residuo de la quema de carbón, se mezcló con tierra para crear pequeñas islas permeables al agua en un lago. Fang señaló que la mezcla, que se mantiene en su lugar con raíces de plantas, impide que la ceniza caiga al agua.
El que impida la liberación de elementos tóxicos de la ceniza aún está por ver. Durante las épocas secas, el agua podría retirarse, depurarse y emplearse para regar.
El parque sirve como “acuario ecológico” con capacidad para un millón de metros cúbicos de agua durante las inundaciones y supone que el agua puede utilizarse, en lugar de simplemente perderse por las alcantarillas, explicó Fang Yuan, ingeniero del instituto de diseño de Yu, Turenscape.
El parque también sirve como hábitat para plantas y animales afectados por fenómenos extremos como la sequía.
Futuro incierto
En ocasiones, implementar el concepto de ciudad esponja resulta difícil en China. La desviación de fondos, la falta de experiencia en la planificación especializada y otras trabas condenan algunos proyectos.
El Ministerio de Vivienda y Desarrollo Rural-Urbano anunció en abril que algunas ciudades tenían “concienciación insuficiente, entendimiento inadecuado y aplicación poco sistemática de la construcción de ciudades esponja”.
El reporte también advirtió en contra de emplear fondos destinados a la construcción de ciudades esponja para otros proyectos de infraestructura general, como edificios y carreteras.
Esas advertencias se publicaron tras enormes lluvias e inundaciones catastróficas en la ciudad de Zhengzhou que dejaron 398 muertos el verano pasado. El agua inundó un tramo del metro de la ciudad y atrapó a cientos de pasajeros. Pese al despliegue de rescatistas, 14 personas murieron en el metro.
Un factor destacado es que Zhengzhou era una de las ciudades esponja piloto con una inversión prevista de 53 mil 580 millones de yuanes (7 mil 400 millones de dólares). Algunos cuestionaron que los proyectos de ciudades esponja funcionaran en absoluto.
Pero una investigación del Consejo Estatal publicada en enero determinó que los fondos se habían malversado. Apenas 32% de los 19 mil 600 millones de yuanes invertidos habían ido a lo que el gobierno definía como conceptos de ciudad esponja.
Yu admite que hay un problema de supervisión. “Muchas de las ciudades sólo lo utilizan como propaganda, sólo para conseguir mucho dinero del gobierno central”, pero después invierten los fondos en otros proyectos, señaló.
El lago poyang
Mientras se resuelven los problemas a la hora de aplicar la idea, la vulnerabilidad de China al tiempo extremo es evidente. Una prolongada sequía desde julio redujo de forma drástica el mayor lago de agua dulce de China, el Poyang.
En el pueblo de Tangtou, en la esquina nordeste del lago y donde el clima suele ser agradable, los vecinos cargaban cubos de agua desde un estanque local para regar sus huertos.
La gente dijo que apenas habían tenido lluvia desde julio, mucho menos agua en su orilla del lago.
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