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La disputa de influencias entre China e India marca la segunda vuelta de las presidenciales en Maldivas

El archipiélago de Maldivas celebra este sábado la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales que representan la disputa de influencias protagonizada en los últimos años entre China e India sobre esta pequeña república tropical, tan implicada como cualquier otro país de la región en el juego geopolítico de ambos gigantes asiáticos.

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MADRID, 29 (EUROPA PRESS)

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Sin embargo, otro factor a tener en cuenta es el todavía frágil desarrollo democrático de un país que conoció sus primeras elecciones en libertad en 2008; unos comicios que se saldaron con la histórica derrota del exmandatario Maumun Abdul Gayum después de 30 años como líder indiscutible, y la apertura de un complejo escenario de alianzas a la sombra del fraude y la corrupción.

A la segunda vuelta comparecen el actual presidente, Ibrahim Mohamed Solí, líder del Partido Democrático Maldivo (PDM) y responsable de retomar durante su mandato las históricas relaciones con Nueva Delhi, y el máximo exponente de la oposición Mohamed Muizzu, quien apuesta en su lugar por fomentar los vínculos con Pekín establecidos por el expresdente Abdulá Yamin (ahora mismo encarcelado por blanqueo de capitales) durante la primera mitad de la pasada década.

Muizzu, alcalde de la capital del país, Malé, navega con el viento a favor tras su victoria en la primera ronda del 9 de septiembre con un 46 por ciento de votos a favor por el 39 por ciento de Solí, merced en parte a una campaña opositora que ha enmarcado las relaciones entre Solí y las autoridades indias como una pérdida de soberanía.

Organizaciones como Human Rights Watch (HRW) lamentan las fallidas promesas del presidente Solí para reformar el sistema de justicia y proteger los derechos de las comunidades vulnerables para dedicarse en su lugar a fomentar proyectos de infraestructura con India con vistas al desarrollo del principal activo del país, el turismo. Muizzu, como alcalde de Malé, ha firmado igualmente destacados acuerdos con compañías chinas.

Aunque Muizzu parte como favorito para la segunda ronda, el líder opositor contempla la fragmentación política actual --hasta ocho candidatos se presentaron a la primera ronda de las presidenciales-- como una amenaza a sus aspiraciones.

Nadie representa mejor el impacto de esta dispersión como el actual presidente del Parlamento y también exmandatario del país Mohamed Nashid, cuyo respaldo será fundamental para decidir al triunfador final: el 7,1 por ciento que consiguió su partido (Los Demócratas) en primera vuelta es exactamente la misma distancia que separa a los dos grandes candidatos en liza.

Solí necesita su apoyo para tener una mínima oportunidad de victoria, pero para ello debería aceptar la solicitud de Nashid de que convoque un referéndum para decidir si el país pasa de un sistema presidencialista a uno parlamentario, coincidente con las aspiraciones de Nashid para convertirse en primer ministro. Los Demócratas han pedido lo mismo a Muizzu con un añadido: que contengan su retórica contra India para mantener abiertas todas las opciones económicas de futuro para el país.

En medio de estas negociaciones, grupos de expertos como la Observer Research Foundation avisan del progresivo desencanto de lo votantes hasta el punto de que la primera ronda de los comicios registró el índice de participación más bajo desde 2008, con solo un 79 por ciento.

Este porcentaje representa una caída de diez puntos en comparación a comicios celebrados hace cinco años, un mínimo histórico en democracia que la fundación achaca a la desconexión entre el pueblo y sus líderes. Mientras Solí y Muizzu están enzarzados en este juego de influencias, una reciente encuesta del portal maldivo MV Plus ponía de manifiesto que la principal preocupación de la población, todavía renqueante por las crisis económicas, es el de encontrar un hogar para vivir.

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