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Scalise es considerado un luchador, pero podría tener que pelear para dirigir la cámara baja de EEUU

Steve Scalise, líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, habla con los reporteros a su llegada a una reunión con sus colegas republicanos para votar en torno a los candidatos a la presidencia de la cámara baja, el miércoles 11 de octubre d AP (Mark Schiefelbein/AP)

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WASHINGTON (AP) — Con su andadera sobre el montículo, el representante republicano Steve Scalise efectuó el primer lanzamiento ceremonial en el estadio de los Nacionales de Washington, una recuperación impresionante para el congresista que apenas unos meses antes luchaba por su vida luego de que un hombre armado abriera fuego contra los legisladores durante su práctica para un partido de béisbol de beneficencia.

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Un “héroe estadounidense”, así es como describen sus colegas republicanos a Scalise tras el tiroteo de 2017. El miércoles, una ajustada mayoría de ellos lo nominó para que sea su próximo presidente de la Cámara de Representantes luego de que Kevin McCarthy fuera destituido del puesto, un hecho sin precedentes.

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Scalise, de 58 años, a quien recientemente le fue diagnosticado cáncer en la sangre, pasó el resto del día encerrado en la majestuosa oficina del presidente de la cámara baja en el Capitolio, trabajando vigorosamente con el fin de asegurar el respaldo que necesitará de sus detractores para encabezar a la dividida mayoría republicana, antes de una votación del pleno del cuerpo legislativo que le permita tomar el mazo.

“Como todos hemos sido testigos, es un luchador”, dijo el representante republicano Andy Barr. “Ha demostrado contra todo pronóstico que puede hacer el trabajo y recuperarse de la adversidad”.

Scalise, un afable nativo de Luisiana, fue elegido por primera vez al Congreso en 2008, después de más de una década en la legislatura estatal, y rápidamente ascendió de rango en Washington.

Desde el principio se posicionó como conservador, parte de una nueva generación de republicanos más jóvenes que alcanzaron la mayoría de edad política durante la era de Ronald Reagan, muchos con la intención de cambiar Washington.

Una vez que los republicanos obtuvieron el control de la mayoría en las elecciones de 2010, en las que una ola de legisladores de línea dura del movimiento “Tea Party” llegaron al Congreso, Scalise pronto se convirtió en parte del liderazgo de la cámara baja, junto con McCarthy y otros, bajo el entonces presidente del recinto, John Boehner.

Entre Scalise y McCarthy se desarrolló una rivalidad temprana que marcó el ascenso de ambos y continúa hasta el día de hoy, en que el originario de Luisiana está a punto de tomar el mazo después de que el californiano fuera destituido.

Desde hace tiempo Scalise recibe su apoyo de los estados del sur. Quedó fuera del triunvirato formado por McCarthy, el representante Eric Cantor y Paul Ryan, quienes se autodenominaron los “Young Guns” —las “jóvenes promesas”— y escribieron un libro sobre su visión para el Partido Republicano en el Congreso. A la larga Ryan llegaría a ser presidente de la cámara baja.

Cuando un rival de derecha depuso a Cantor en una elección primaria republicana para su escaño en el Congreso en Virginia en el verano de 2014, también desencadenó un efecto dominó en la escalera del liderazgo de la Cámara de Representantes. McCarthy ascendió hasta convertirse en líder de la mayoría, y Scalise en el jefe de bancada.

Una mañana temprano, tres años después, Scalise y otros legisladores republicanos se reunieron en un parque de los suburbios de Washington con el fin de practicar para el próximo partido de béisbol del Congreso.

Un hombre que traía un fusil y estaba disgustado con el entonces presidente Donald Trump comenzó a disparar, hiriendo gravemente a Scalise y baleando a varias personas y agentes de la Policía del Capitolio federal, quienes a su vez respondieron a tiros. Los legisladores se lanzaron al suelo para protegerse.

Durante una entrevista posterior en C-SPAN, Scalise describió haberle pedido al médico, mientras lo llevaban por vía aérea al hospital, que le llamara a su esposa en Luisiana.

“Sentí que las cosas se estaban desvaneciendo”, recordó Scalise.

Nadie contestó el teléfono, pero su esposa guardó el mensaje de voz que él le dejó ese día, y es duro volverlo a escuchar, refirió.

Pero Scalise dijo: “Es difícil centrarte en lo negativo cuando sé lo cerca que estuve de no sobrevivir, y saber que estoy vivo aquí y puedo hacer todas las cosas que me encanta hacer”.

Cuando Scalise regresó a la Cámara de Representantes tres meses después, fue recibido con una ovación de pie.

“No tienen idea de lo maravilloso que se siente estar de regreso aquí trabajando en la Cámara de Representantes del pueblo”, dijo en ese momento ante un recinto repleto de legisladores.

Scalise continuó defendiendo los derechos garantizados por la Segunda Enmienda constitucional —de que los ciudadanos posean armas y puedan portarlas—, a pesar de una serie de tiroteos masivos que han ocurrido en Estados Unidos.

Si los agentes de la Policía del Capitolio en su equipo de seguridad no hubieran estado allí con armas para contrarrestar al hombre del fusil, “entonces no habría habido nadie para abatirlo”, dijo Scalise cerca del primer aniversario del tiroteo.

Dijo que el ataque a tiros “profundizó mi aprecio por la Segunda Enmienda, porque fueron personas con armas las que salvaron mi vida y la de todos los demás miembros que estaban allí”.

Scalise, padre de dos hijos, regresó recientemente a trabajar después de recibir tratamiento contra el cáncer en la sangre, lo que generó dudas entre sus colegas sobre su salud y su capacidad para dirigir.

El trabajo del presidente de la cámara baja puede ser brutal e ingrato, con viajes intensos por todo el país para recaudar fondos de campaña y reclutar candidatos para elecciones.

A puerta cerrada el miércoles, Jennifer, la esposa de Scalise, se unió a la reunión privada y dijo en un mensaje que el cáncer de sangre de su esposo no lo frenaría.

“Si hubiera alguna posibilidad externa de que esto fuera perjudicial para su salud, o contraproducente para su bienestar, ella hubiera puesto el freno”, dijo Womack. “Ella lo respalda totalmente”.

Pero eso no fue suficiente para algunos reticentes que apoyaron a su rival, el representante Jim Jordan —el presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos que tenía el respaldo de Trump para convertirse en presidente de la cámara baja—, y que ahora le niegan a Scalise los votos para levantar el mazo.

La representante republicana Marjorie Taylor Greene dijo que continuará apoyando a Jordan porque quiere ver a Scalise “vencer al cáncer más que sacrificar su salud” en un trabajo exigente.

Otros sacaron a relucir su pasado. Scalise se había disculpado en 2014 después de que se descubriera que en 2002 pronunció un discurso para un grupo supremacista blanco fundado por David Duke, exlíder del Ku Klux Klan. Scalise dijo que desconocía las opiniones raciales del grupo.

No es la primera vez que un líder asciende en la Cámara de Representantes tras la caída de otro.

Cuando Boehner se retiró abruptamente en vez de enfrentar la amenaza de destitución, McCarthy intentó alcanzar el mazo, pero se hizo a un lado para dar paso a Ryan cuando quedó claro que no tenía el apoyo necesario.

Después de que Ryan decidiera retirarse en 2018 al dificultarse más encabezar la cámara baja durante el gobierno de Trump, la rivalidad política entre Scalise y McCarthy volvió a resurgir.

Scalise no desafió abiertamente a McCarthy en ese momento, ya que los republicanos pasaron a ser minoría, pero se posicionó como un respaldo en caso de que no hubiera votos suficientes.

Cuando McCarthy tomó el mazo en enero, una vez que los republicanos recuperaron la mayoría, Scalise ganó el segundo puesto como líder de la mayoría.

El miércoles por la noche, la oficina del presidente de la cámara baja registró mucho movimiento, al reunirse los legisladores republicanos reticentes con Scalise para expresarle sus preocupaciones, quejas y exigencias.

Los republicanos quieren evitar dar el espectáculo de votaciones repetidas en la Cámara de Representantes para elegir al presidente. El partido sólo tiene una escasa mayoría de 221-212, y se requerirá que casi todos apoyen a Scalise a pesar de las objeciones de los demócratas.

“Estamos teniendo conversaciones continuas”, dijo el representante republicano Chip Roy, miembro del Freedom Caucus (Caucus Libertad).

“Como dije antes, no estaba contento con la forma en que se desarrollaron las cosas”, agregó. “Pensé que deberíamos resolver esto a puerta cerrada, como una asamblea, antes de que empezáramos a dirigirnos hacia la cámara”.

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Los periodistas de The Associated Press Stephen Groves y Farnoush Amiri contribuyeron a este despacho.

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