RIPON, Wisconsin, EE.UU. (AP) — La vicepresidenta Kamala Harris se reunió el jueves con la republicana Liz Cheney en la cuna del Partido Republicano, donde ambas denunciaron que el candidato republicano Donald Trump es una grave amenaza para la democracia.
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Mientras algunas personas sostenían pancartas que rezaban “El país está por encima del partido”, Harris le dijo a la multitud que “la gente de todos los partidos debe unirse” para rechazar a Trump, citando su negativa a aceptar los resultados de las elecciones de 2020 y su incapacidad de aplacar la insurrección del 6 de enero de 2021.
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Fue un momento insólito —una candidata demócrata haciéndole un guiño a una integrante del partido opositor y a los orígenes de éste en las últimas semanas de una campaña presidencial--, y demostró hasta qué punto Harris está intentando ganarse a los votantes republicanos moderados y a aquéllos que podrían cambiar de partido.
Harris dijo de Trump: “Se negó a aceptar la voluntad del pueblo y a aceptar los resultados de unas elecciones que fueron libres y justas".
“El presidente de Estados Unidos no debe mirar a nuestro país a través del estrecho lente de la ideología ni de la política partidista ni el interés propio”, agregó. “Nuestra nación no es un botín que hay que ganar. Los Estados Unidos de América son la idea más grande que la humanidad ha concebido”.
Cheney es una de las más férreas antagonistas republicanas de Trump. Es hija del exvicepresidente republicano Dick Cheney y fue la principal republicana en la comisión de la Cámara de Representantes que investigó el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, con lo que se ganó el desdén de Trump y prácticamente se exilió de su propio partido.
“La violencia no determina ni debe determinar nunca quién nos gobierna. Eso lo deciden los votantes”, dijo Cheney a la multitud al relatar cómo Trump se quedaba de brazos cruzados mientras veía la violenta insurrección en la televisión. Alguien del público gritó “¡cobarde!”. Otros abuchearon.
El evento se volvió aún más surrealista cuando la multitud vitoreó referencias a Dick Cheney y a otro exvicepresidente republicano, Mike Pence, quien se negó a ceder a las presiones de Trump para que frenara la ratificación en el Congreso de la victoria de Biden en 2020.
“Él elogió a los alborotadores. No los condenó. Ése es Donald Trump”, dijo Liz Cheney mientras instaba a la multitud a “estar a la altura de este momento. Les pido que sean fieles a la verdad, que rechacen la crueldad depravada de Donald Trump”.
En una entrevista el jueves por la noche en Fox News Channel, Trump dijo de Harris y Cheney: “Creo que se hacen daño entre sí. Creo que ambas son malísimas”.
Cheney perdió su escaño en Wyoming ante un candidato apoyado por Trump hace dos años, y el mes pasado respaldó a Harris. Las dos mujeres se presentaron juntas en Ripon, sede de una escuela de personas de raza blanca donde una serie de reuniones celebradas en 1854 para oponerse a la expansión de la esclavitud llevaron al nacimiento del Partido Republicano.
“Sé que ella ama a nuestro país, y sé que será una presidenta para todos los estadounidenses”, dijo Cheney sobre Harris. Cheney hizo notar que sigue siendo conservadora, pero se siente “honrada de unirse a ella en esta causa urgente”.
Harris se encuentra en una gira de dos días por Wisconsin y Michigan, mientras que Trump estuvo en Michigan el jueves, en un momento en que ambos candidatos luchan por ganar en los disputados estados del llamado “muro azul”, entre los cuales también se encuentra Pensilvania.
Mientras Cheney y Harris hablaban, Trump recurrió a su red social para decir que los demócratas y los fiscales han mentido sobre la “enorme multitud de patriotas reunidos en Washington, D.C., el 6 de enero”.
Fue una reacción muy distinta a la del presidente Joe Biden. Tras regresar a la Casa Blanca después de constatar los daños causados por el huracán Helene en Georgia y Florida, el mandatario dijo de Cheney: “Ha pronunciado uno de los discursos más trascendentales que he escuchado nunca. Tiene carácter”.
“Conozco a su padre”, añadió Biden. “Discutimos mucho, pero siempre admiré su valentía y honestidad. Lo que ella hizo no sólo requirió valor político, sino valor físico”.
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Los periodistas de The Associated Press Joey Cappelletti en Saginaw, Michigan, Will Weissert en Washington y Jonathan J. Cooper en Phoenix contribuyeron a este despacho.