CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El último adiós a la diva mexicana Silvia Pinal en el Palacio de Bellas artes fue un asunto muy familiar, íntimo y emotivo, a pesar de tratarse de un homenaje nacional con la asistencia de cientos de admiradores.
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Desde muy temprana hora del sábado había personas formadas esperando a despedirse de la primera actriz del Cine de Oro mexicano. La ceremonia dio inicio a las 11:25 de la mañana con una guardia de honor alrededor de su féretro, montada por sus hijas Sylvia Pasquel y Alejandra Guzmán, sus nietas Stephanie Salas y Giordana Guzmán, su bisnieta Michelle Salas y la secretaria de Cultura de México, Claudia Curiel de Icaza.
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La dinastía de artistas despidió a su matriarca con bellas palabras. Pasquel fue la primera en recordar a su madre.
“Para todo el público mexicano es una pérdida, pero para nosotros, su familia, se va nuestra madre”, dijo entre lágrimas la también actriz. “Mi hermosa, tierna, simpática, ocurrente, bella madre. Dios está de fiesta porque una de sus hijas más queridas regresa a sus brazos para llenar el cielo de alegría, picardía y arte”.
Guzmán, quien fiel a su estilo rockero llevaba unas botas de tacón con estoperoles, fue la segunda en tomar la palabra.
“Para mí es un honor poder sentir el cariño de todo México, y de todo el mundo. Mi madre es grandiosa, estuvimos todos juntos cuando ella trascendió, cuando ella tuvo su último suspiro, que siempre voy a tener en mi corazón”, destacó la cantante. “Siempre me enseñó y a todos que este matriarcado tenía siempre magia, siempre arte… creo que esa es la mejor herencia que puedo tener, esa casta, esa raíz que echó hasta el final siempre. Quiero que sepan que se fue en paz y se fue tan tranquila, que se merecía también ella descansar”.
En el funeral no estuvo presente el hijo de Pinal, Luis Enrique Guzmán, aunque sí se dieron cita colegas como la actriz Patricia Reyes Spíndola. Tuvo números musicales a cargo de la cantante pop, María del Sol, quien interpretó “Nos volveremos a encontrar” y el cantante de ópera Humberto Cravioto con el Mariachi del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, quien interpretó “Nube viajera” y “La barca de oro”.
Su bisnieta, la modelo y empresaria Michelle Salas, señaló que la despedida era “un faro de luz para su familia, su gente y su país entero”.
“Fue una mujer adelantada a su tiempo, una guerrera incansable que luchó por su familia, por su gremio y sobre todo, por todas las mujeres”, señaló. “Cada vez que mire al cielo buscaré tu luz y tu voz diciéndome: ¡Pórtate bien canija!, porque en cada estrella, en cada amanecer, en cada momento de amor estarás siempre tú”.
La madre de Salas, Stephanie Salas, señaló que cuando era pequeña le extrañaba que se acercaran desconocidos a su abuela para pedirle autógrafos.
“Con el tiempo comprendí que mi abuela no era nada más mi abuela, sino que era parte de su público y que era hermoso entender eso… gracias por hacernos amar esta carrera”, expresó. “Siempre nos vamos a acordar que tú estás impulsándonos a saber que esta carrera es de respeto, y no nada más de respeto, de muchísimo trabajo, de muchísima credibilidad, de entrega de simpatía, de alegría”.
La hija menor de Salas, Camila Valero, destacó el privilegio de tener bisabuela por 27 años y señaló que la gente constantemente le preguntaba qué consejo le daba su abuela: “Estudia, estudia tu personaje, estudia el arte, estudia esta carrera”.
“Creo que eso habla muchísimo de la persona que era, preparada, se tomaba en serio su trabajo, se lo tomaba con amor, con dedicación. Y lo que más deseo en esta vida es poder llegarle siquiera a los talones a mi bisabuelita”.
El vestíbulo del Palacio de Bellas Artes estaba adornado con fotografías de Pinal a lo largo de su prolífica carrera, así como con arreglos florales enviados por artistas como Luis Miguel, Gloria Trevi y Alicia Villarreal, e instituciones como el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.
“Se va la mujer, pero queda su nombre como figura trascendental de la historia del cine mexicano”, dijo la secretaria de Cultura de México, Claudia Curiel de Icaza. “Pionera de los medios de comunicación, empresaria, madre, pilar de una dinastía, mujer, Silvia Pinal, diva única e irrepetible, ícono mundial que hoy reconocemos y celebramos”.
El recuerdo de un homenaje a su trayectoria realizado igualmente en Bellas Artes hace dos años estaba muy presente en sus descendientes, quienes lo mencionaron en varias ocasiones.
“Quiero darle las gracias al Palacio de Bellas Artes porque nos abrió sus puertas en aquel hermoso homenaje y que nos abra sus puertas hoy para despedir a esta gran mujer”, dijo Pasquel.
Hubo porras del público, así como un minuto de aplausos. También se le hizo homenaje a su labor como pionera del teatro musical en México, cuyas primeras producciones realizó en 1958, con piezas de “Hello Dolly” y “Mame”.
Un coro con mariachi interpretó los boleros “Solamente una vez” y “Contigo”, así como las canciones clásicas de funerales en México, “Amor eterno” y “Las golondrinas”, esta última la pieza elegida para el momento en el que fue retirado el féretro a la 1:00 pm.
Pinal, una de las más grandes estrellas de la Época de Oro del cine mexicano, quien compartió créditos con Cantinflas, Tin Tan y Pedro Infante, y protagonizó la cinta de Luis Buñuel “Viridiana” que fue laureada en Cannes, falleció el jueves a los 93 años.
Fuera del palacio, la estudiante de comunicación Fernanda Ortega, de 20 años, y su abuela María Guadalupe Malpica, de 71 años, se retiraban tras el homenaje. Se habían formado desde las 8:30 de la mañana y recibieron un reguilete plateado como varias personas del público que tuvieron la fortuna de ingresar al palacio para presenciar toda la despedida, mientras que otros cientos de personas pasaron en una larga fila frente al féretro.
“Sus películas siempre las ve uno y aunque las haya uno visto, se volvían a repetir y las volvíamos a ver”, dijo Malpica. “Se veía a leguas como era de humana, más que nada era muy humana”.
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Corrige para aclarar que el hijo de Silvia Pinal, Luis Enrique Guzmán, no estuvo presente.